A los 85 años, murió el escritor y cronista de la vida gay estadounidense Edmund White
Novelista, memorialista, crítico literario y biógrafo de Jean Genet y Marcel Proust, deja como legado una de las obras más refinadas de la literatura contemporánea
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A los 85, murió ayer en la ciudad de Nueva York el escritor, crítico literario, biógrafo y cronista impar de la vida gay estadounidense en el siglo XX, Edmund Valentine White III, más conocido como Edmund White. Había nacido el 13 de enero de 1940 en Cincinatti, pero creció en Evanston, Illinois. Fue autor de novelas, ensayos y de las biografías de los integrantes de la “santísima trinidad” homosexual literaria francesa: Arthur Rimbaud, Marcel Proust y Jean Genet. Su agente, Bill Clegg, confirmó la noticia a la prensa.
There’s great sadness at The Booker Prizes HQ over the death of Edmund White, reader and writer extraordinaire, who judged the Booker Prize in 1989. His influence on other novelists will continue, as will - in the minds of those who knew him - his joyously wicked sense of humour. pic.twitter.com/L4oU8c2q8L
— The Booker Prizes (@TheBookerPrizes) June 4, 2025
Integrante de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, White no llegó a tener la repercusión de otros escritores gays de su país como Truman Capote, Tennessee Williams, James Baldwin, David Leavitt o Michael Cunningham, acaso por su “gran estilo”, heredero de la tradición europea más que de la americana. Su primer libro, Forgetting Elena, de 1973, fue elogiado por Vladimir Nabokov como “una novela maravillosa”. En 1977, con el terapeuta y activista Charles Silverstein publicó el libro ilustrado The Joy of Gay Sex.
“Lo que muere con él es un ambiente estilístico completo -dice el profesor y escritor Daniel Link a LA NACION-. Lo suyo era esa asociación entre la ‘loquez’ y la fineza, en un tiempo en el que ser gay tenía un sentido sin más adjetivos”.

La trilogía que conforman Historia de un chico, La hermosa habitación está vacía y La sinfonía de la despedida (esta última aún sin traducción al español) narra en clave ficcional su propia vida, desde la infancia en los años 1950 (cuando la homosexualidad era considerada a la vez una enfermedad mental y un delito), pasando por la revuelta de Stonewall y la liberación sexual, hasta la madurez. Desde 1995 estaba en pareja con el escritor estadounidense Michael Carroll, con el que se casó en 2013.
“La ficción gay anterior a Gore Vidal y Truman Capote se escribía para lectores heterosexuales -dijo White en una entrevista-. Nosotros teníamos en mente a un público gay, y eso marcó la diferencia. No tuvimos que explicar qué era Fire Island [una de las sedes de la comunidad gay]”. En 1982, en una temprana respuesta a la epidemia del sida, cofundó con Larry Kramer, Paul Popham, Lawrence D. Mass y Paul Rapoport la organización Gay Men’s Health Crisis. Se le detectó el virus del VIH en 1984.
“El conversador más amable e ingenioso, a quien el mismísimo Oscar Wilde habría admirado profundamente”, lo despidió en su cuenta de X la escritora estadounidense Joyce Carol Oates. “Leal, generoso, guapo, cariñoso -lo describió el escritor francés Édouard Louis-. Siempre apoyó y animó a los jóvenes escritores como nadie”.
Edmund White exactly as friends knew him; taken some months ago on my last visit with Edmund, with mutual writer-friend Edward Hower who took this lovely photo in Edmund's Chelsea apartment literally stacked with books; & works of art on the walls. https://5023w.roads-uae.com/VlCnPEy8Lr pic.twitter.com/akMchef4pW
— Joyce Carol Oates (@JoyceCarolOates) June 4, 2025
“Fue siempre fiel a sus temas, a su estilo barroco, a sus personajes y a su mundo -destaca el escritor y profesor Eduardo Muslip-. En eso profundizó, sin ceder a tramas complacientes o melodramáticas para el público masivo. White decía que la vida gay se reducía a unos pocos temas, como las estrategias de supervivencia en la infancia y la juventud, la seducción o el drama del sida, que permitían infinitas variaciones, en un sentido musical. Siempre me llamó la atención que no consiguiera un lugar más central”.
Residió en Francia entre 1983 y 1990, donde se hizo amigo del filósofo Michel Foucault y otros intelectuales. Su pasión por la literatura francesa lo llevó a escribir las biografías de Genet (que le valió una nominación al Premio Pulitzer), Proust y Rimbaud.
“Además de novelas y relatos muy influyentes, White escribió las biografías de Rimbaud, Proust y Genet, este último un monumental volumen de mil páginas -observa el investigador en literatura Lgbtiq+ Jorge Luis Peralta-. Fue también un cronista excepcional, como se puede ver en Estados del deseo, y un gran autobiógrafo; la más reciente de sus memorias, The Loves of My Life. A Sex Memoir, se publicó a principios de año. No solo recuperó a los escritores que lo habían influido, sino que además trabó amistad con autores más jóvenes como Édouard Louis, Garth Greenwell o Brandon Taylor. En ese sentido, se puede afirmar que fue una especie de ‘faro marica’ que tendió puentes entre el pasado y el presente, siempre orgulloso de su ‘gaycidad’ y de los placeres eróticos y literarios asociados a ella”.
“Cuando escribí que había tenido sexo a lo largo de los años con tres mil hombres, uno de mis contemporáneos me preguntó apenado: ‘¿Por qué tan pocos?”, contó en una entrevista con The Guardian, tras el lanzamiento de The Loves of My Life. En 2018, había publicado The Unpunished Vice: A Life of Reading, sobre su experiencia como lector.
En la Argentina, algunas de sus novelas y libros de memorias se encuentran en el catálogo de Blatt & Ríos, con traducciones de Ariel Schettini y Mariano López Seoane.
“Se va un gran escritor y un estudioso sin par, ahí está la biografía de Genet para probarlo, pero se va sobre todo un archivo vivo de un mundo que desaparece: el de la cultura gay -dice López Seoane-. No Lgbtiq+, sino gay, que empuja a la liberación a finales de los años sesenta y que tras la crisis del sida, en los ochenta, queda casi sin protagonistas ni testigos. White cargaba en su cuerpo, y en su estilo, un modo de cultivar el placer y el saber, un conocimiento gozoso, propio de una generación atrevida y diezmada”.
Entre otras distinciones, White obtuvo el Premio del Círculo Nacional de Críticos del Libro por Genet, fue condecorado como Oficial de la Orden de las Artes y las Letras en Francia y ganó el Premio PEN/Saul Bellow por sus logros en la ficción estadounidense.
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